viernes, 31 de enero de 2014

El pueblo.

Virgen de Veredas.
Fiesta:1 de Mayo.




                       Introducción.


  Torrecampo está situado en el Valle de los Pedroches, al Norte de la provincia de Córdoba, conecta practicamente con el Valle de Alcudia, al sur de la provincia de Ciudad Real.

Es un pueblecito donde los acontecimientos  más nímios tienen una gran importancia , lo cotidiano es lo que marca el devenir de la convivenvia cerrada  por el aislamiento de los tiempos, son  sucesos de  los  años  sesenta. Son retazos de la vida de un pueblo y de su gente con la mentalidad de la época y  sin tener en cuenta el tiempo que transcurre uno de otro; entre ellos la existencia transcurre tranquila  sin ningún suceso fuera de lo común , una existencia tranquilamente adormecida.


                                         I





El sol se ensombrece tristemente, luchando por soltarse  de las cuerdas que sujetan su cuello, sus rayos ahogados tratan de seguir brillando , pero las cuerdas no aflojan . La tarde ha llegado.

Una mujer canta . En sus manos lleva una lata llena de trigo con los bordes remachados para no cortarse. Las gallinas extienden sus picos hacia la familiar lata  y ella  suelta de sus manos chorros de granos  oro y sol.

Su pelo, suspiros de la tarde enredada en el incienso de la existencia  que dura y acaba, lo lleva recogido en la nuca, sus facciones son tiernas , pero arrasadas por el sol y el trabajo, sus ojos color miel se vuelven tiernos  hacia atrás.

Detrás juegan  dos niños,  objetos de sus anhelos , con el pelo negro , cortado seguramente por la mano inexperta de la madre.

La madre canta serenamente , los animales comen y los niños juegan inocentemente . La mujer mira hacia el horizonte , su vista no tropieza con ninguna casa, la suya es la última del pueblo, o como dice su marido la primera porque por su calle entra el coche correo que va hacia la plaza. Para élla es la última pero más querida, para él la primera.

El pueblo tiene una atmósfera propia que es el reflejo del  alma de sus habitantes.

"Ya es tarde, tiene que venir de camino"- piensa.

Los segadores van regresando  por el polvoriento camino , cansados de la jornada  y contentos por volver a sus casas.

Unos van canturreando, otros fuman y hablan  y otros respiran el aire lleno de olores campestres, olor a  hierbas, tierra y  sudor . Bendicen la tierra  y se resisten a dejarla. Siguen respìrando a pleno pulmón , ensanchándose sus pechos bajo las camisas sucias y sudadas . Miran con cariño filial al pueblo  que les arrojó al mundo , pueblo  pequeño, querido , tibio  y reluciente  como un metal recién bruñido y dejan de sentirse cansados.

Los pies de Juan , enfundados en rudas albarcas, pisan la tierra con paso tosco, la tierra los acoge en su seno y los acaricia introduciéndose en su rústico calzado. Es su mundo,  tierra cálida  en la campiña cordobesa, no les falla .

Juan se para , ya ha llegado a su casa,

-"Hasta mañana".

-"Hasta mañana". Le contestan los otros  y siguen adelante . De cuando en cuando uno se queda aquí, otro se va por allá, cada uno a su hogar.

Entra en su casa, su mujer le espera  y sus dos hijos corren alegremente a recibirlo. El los abraza jugando con ellos y les besa la frente.
Se va a lavar, esparce el agua transparente y fresca sobre su cara, el pecho y la espalda. El agua sigue el cauce  de la espina dorsal formando un riachuelo nervudo que muere en la  felpa de la toalla que tiene enrollada  en la cintura, la engulle bonachonamente, sin darle importancia ; gotas traviesas que juegan en la tarde de verano andaluza, tarde aseada y pulcra como una adolescente recién  lavada.

 Por la calle pasa un borriquillo cano arreado por un lugareño. El burro con los ojos legañosos , entornados y somnolientos  sigue en insensible caminar cargado con cántaros  de agua, ahuyentando las moscas  que se posan  sobre sus nalgas con la sucia cola, las orejas las mueve nerviosamente.

El borrico y el dueño se adentran en el pueblo y hasta Juan llega la voz del tio Pacorro .

-"!Arre borrico!".

Fuera de la casa los ruidos de la tarde embelesan a los chiquillos que se sientan a escuchar , luego ven a sus vecinos y se lanzan en  pos de ellos , hablando con ese acento gracioso, chisporreante y dulce. Hasta los grillos y  los pájaros   parecen tener ese dejo  en sus cantos , contagiados de los habitantes del pueblito.

Ya se ha hecho de noche y las estrellas centellean  y guiñan sus enormes cuerpos complices con los trabajadores que después de asearse salen a echar un trago.

-"Buenas noches, Socarra".

-"Buenas noches ,Torrueca"

En el pueblo casi todos se conocen  y se llaman por el sobrenombre . Es una costumbre  que se ha convertido en tradición , solo rota por los que son más quisquillosos.

-"¿Ande vas?"

-"Voy a jacé trabajá al gaznate".

-"Entonces vamos a lo mesmo" .

-"Pos vamos allá".

Se van calle abajo hablando animadamente. de esto y aquello,  comentando los hechos del pueblo como otros opinan de una película que hayan visto.

Entran en un bar y sus voces se pierden entre las de los demás  , juntándose todas, al abrir la puerta  se echa encima del visitante un torberllino de palabras entrelazadas y confusas.
En la primera o última casa Juan , Milagros y los niños  están sentados  en la puerta de la casa tomando el fresco  y saludando a los que pasan , unos vecinos han acercado sus sillas y hablan quedamente.

La noche ha llegado ya hace un rato y Juan entorna los ojos , está cansado, pero se siente mejor sentado al lado de su mujer y viendo como los niños , toda su esperanza , corretean despreocupados como animalitos lindos recortándose   sus menudas figuras en el espacio, saltan como potrillos sabiéndose seguros y protegidos .

Un  mozalbete se escucha cantando una copla entrecortada , copla de amor desdeñado . Las palabras salen de su pecho triste a la noche serena.

Las parejas pasan cuchicheando, riendo , con risas nerviosas.  El verano es alegría  y el invierno reflexión. Ahora son felices , mañana ...nadie lo sabe. Hay que vivir el presente , el futuro ya vendrá..

Juan lanza una bocanada de humo a lo alto. Una noche más ha llegado con su aparato de ruidos  bulliciosos y juguetones , con su perfume, con su ilusión, con sus rencillas, con su perdón, con su amor.

El cielo del alba se tiñe de rojo , como si una sandía se hubiese destripado y sus  encarnadas entrañas trituradas por las mandíbulas del tiempo se extendiesen por el alrededor del tímido sol que pulula en la frescura del cielo.

Se oyen en la lontananza el canto de los pastores que van saliendo con sus rebaños y el ladrido de los perros ordenando al ejército que comandan.  Los trabajadores se van cada uno a su tarea. Este es el pueblo , trabajador por el día, bullanguero y rondador por la noche.

De día en día alguno lo abandona , se va a probar suerte a las grandes ciudades o a otros países. No hay trabajo y el que hay se paga poco, trabajo de sol a sol en el campo , el pueblecillo se deshoja como una margarita y sus hijos aventureros le  abandonan en pos de otra suerte en la vida.

El riachuelo que lame la planta de la ermita de la patrona  se entretiene en dar a luz a sus lados hermosos ramilletes de olorosas adelfas, muestran sus flores al espacio  recortadas por tijeras soñadoras de bellezas sin número, los insectos se mueven zumbando a su alrededor, van y vienen entre un mar de perfume y sus cuerpecillos regordetes adquieren una  nueva dimensión .

El Guadamora, que así se llama el riatillo, llora añorando su esplendor invernal , cuando las aguas de lluvia le dan un empaque  más aristocrático, haciéndole un riacho con aspiraciones de río. Esas lágrimas que brotan de sus entrañas por su grandeza perdida es la única agua que lleva, formando innumerables charcas en su seno húmedo, palpitando millares de insectos que le entretienen de sus pensamientos. El Guadamora es soñador , gracioso y travieso como los pequeños de la tierra, con sus mismos juegos: caza moscas, corre, juega a la guerra contra los obstáculos ; con sus mismas aspiraciones, hacerse grande.

El tiempo transcurre , pasa la mañana, llega la tarde y después la anochecida  , todo se puebla de tinieblas  que dan un nuevo cariz  a la belleza, una impresión de mora recatada que se tapa el armónico rostro  con gasa de seda grisácea enredada entre las alas del tiempo.


Una música parece extenderse por todos los confines coincidiendo en un punto que se prolonga, que más tarde se separa como el chisporroteo de un ascua a medio encender.

Puntidos vivientes se encienden  en el suelo , son las luciérnagas hembras, es una luz blanquecina, ligeramente amarillenta, la materialización  de las chispas procedentes de la sinfonía que se extendió  por el valle.



                                         II

El Juan está trabajando, bregando con la tierra , se seca el sudor  de la frente con el dorso de la mano, todas sus aspiraciones son que sus hijos no tengan que trabajar duro como él, quieren que sean mucho más , por eso los va a mandar a estudiar . En el instituto de Pozoblanco  le han dicho que son espabilados  y que los examinarán para que saquen beca y no les cueste nada. Mientras  su espalda se encorva acercándose  la tierra.

"Serán dos personas importantes , tie que ser asín". - Piensa.

Se los imagina a los dos bien vestidos , con zapatos brillantes y el rostro altanero y sonriente. Ya se siente orgullosos de ellos.

Sigue cortando los racimos frescos y maduros , en ocasiones la avispas emprenden el vuelo entre los racimos  y sonríe.  El racimo es el pueblo, las uvas son las casas y las avispas que se van son sus hijos que se marcharán a estudiar. 

Milagros también está contenta por sus hijos, pero su frente se ensombrece porque va a verlos  de tarde en tarde, aunque se consuela porque van a estar  en casa de sus tíos .Se repite: "es por su bien, es por su bien".

En la mañana de la partida todos están nerviosos y no saben que hacer mientras llega la hora . 

-"Venga vamos que yas tarde".

-"Pero , mamá , si falta más de media hora.

-"Hijo, el coche nos pera".

El Juan va a llevar a sus hijos a Ciudad Real , a casa de su hermano que vive allí, para que estudien. Llegan al Casino,  todavía no son las siete y media, dejan las maletas en la puerta y esperan pacientemente la llegada del coche correo. Por fin llega, es viejo y con la pintura verde algo descascarillada, aguarda a los pasajeros , a los que va tragando poco a poco, mostrando sus mellas abiertas en la uniforme dentadura de su  carrocería . Arriba en la baca  lleva alguna maleta cogida con cuerdas.

Es la hora de la despedida,  Milagros mira  a sus hijos  como si no  fuera a verlos más.  Las lágrimas resbalan por las mejillas , se da cuenta , se las limpia  y compone  el gesto, no quiere que sus hijos  la vean llorar.  Sonríe , es una sonrisa más patética que las lágrimas que le quemaban  la garganta  y le abrasaban  los labios.  Siente en su pecho  una opresión  que no puede dominar. Ahora quiere que el coche se vaya cuanto antes.

Por fin arranca  tras un forcejeo, con un gruñido perezoso lanzando una nube de humo negro.

La madre saca su pañuelo y lo agita en el aire en señal de despedida,  sus hijos sacan las cabezas por la ventanilla y mueven sus brazos en  un último adiós.

El coche se pierde al doblar una esquina , la madre sigue moviendo su mano. Las lágrimas brotan ahora incontrolables de sus ojos y riegan copiosamente su rostro, baja el brazo para llevarse el pañuelo a los ojos, pero éste no está en su mano, está en el suelo.

Algunos pasajeros se adormecen con el ruido del motor y de las conversaciones, es una atmósfera cálida e íntima que penetra en el alma de los muchachos llenándola de añoranza , conforme el vejestorio  coche-correo va dejando atrás las casas, se introduce en ellos  una sensación de tristeza y congoja, que está a punto de estallar cuando pasan por delante  de su casa, de la casa  que les dio a luz, y su  calle  en la  que tantas veces han jugado, se miran y comprenden  que sus pensamientos son los mismos. Es solo un momento, luego pasa.

Su pequeño mundo viajante se aleja empujado por un motor ruidoso , deja atrás humo y polvo  de la terregosa carretera que los aleja del pueblecillo.  

La carretera avanza. los árboles quedan extrañados  del estrépito  y polvareda que se les viene encima , aunque debía estar acostumbrados  pues todos los días ocurre, se dan cuenta de lo que pasa  y sus ramas se mueven ligeramente a su paso como en un suave saludo.

El coche enfila una cuesta y a la bajada se divisa a lo lejos  las primeras casas de Pedroche, para en la plaza del pueblo para que se suban  los viajeros que van a Pozoblanco que es el pueblo más grande de los alrededores, el cabeza de partido, donde  hay mejores tiendas y se hacen todos los papeleos .

Por fin llegan , en una línea la tierra se abraza con el empedrado  al conjuro de las primeras calles de Pozoblanco . El Juan y sus hijos se apean y se dirigen rápidamente a la estación de ferrocarril de vía estrecha  a través del paseo ajardinado que va desde la parada del coche-correo a hasta poco antes de la estación , el jardín es una isla de flores y verdor de plantas y árboles, con dos riachuelos  terregosos , dos caminillos , en donde las pájaros ensayan sus más graciosos saltos y piruetas. El jardín es un islote limitado por dos ramales hermanos  de carretera, el de la derecha sube a la estación y el de la izquierda continua su caminar.

La estación es chiquita y sucia , se entra y aparece una pequeña sala de espera con dos bancos marrones, la ventanilla de despacho de billetes  y un buzón.

Los muchachos lo curiosean todo , salen por la puerta al andén . los raíles están desnudos , sus lomos brillan al aire fresco de la mañana.

El aire es dividido por el silbido del tren que avanza balanceándose pegado a los raíles, bandeándose de un lado a otro  se para con ruido de hierros destemplados.

Los pasajeros de suben sin prisa , los vagones  del tren de vía estrecha son pequeños y descuidados  , los asientos son de madera , hay dos alineaciones, en medio está un estrecho pasillo. El tren da unos empellones hacia delante , luego se para como si se asustase de algo, pero por fin avanza con miedo  hasta ver que nada sucede , entonces se envalentona y sigue con más velocidad, que la verdad no es mucha. 

Deja perezosamente tras de sí   Pozoblanco,  después estaciones, apeaderos , vendedores de bollos con sus cestas , algunos túneles , el paisaje estampado en las ventanillas, que se va  sucediendo  cambiantemente  como una película. Ahora Conquista , el tren está parado  hace algún rato , la sucia máquina de carbón  es sustituida  por otra eléctrica  que arrastrará los temblequeantes vagones hasta Puertollano.

Un hombre manco sortea por medio de cartas un lote de botellas de licor. Pregona constantemente y casi sin respirar : "¡Hagan juego, hagan juego, a  duro la tabla, dos cartas  un durete  , vamos, vamos cay pa tós . Por cinco pesetillas una güena chispa de marca!".

Los viajeros lo miran  con curiosidad y algunos se deciden a comprar. Después de hacer el sorteo y entregar las botellas se aleja silbando y piensa mentalmente :"Vaya no se ha dado mal" . Su rostro  esboza una sonrisa.

Luego el tren se pone en movimiento , la nueva máquina arrastra los vagones más rápidamente.

 El Juan saca un pan y una fiambrera , reparte entre sus hijos  pan y chorizos  y los tres comen el alimento, con el traqueteo monótono  y pertinaz del tren como fondo y con el vagón como marco a la escena.

El tren ha llegado al final del trayecto , algunos viajeros se bajan, otros quedan dentro para dar por las ventanillas las maletas que no han podido llevarse los otros, al cabo los vagones quedan totalmente  abandonados  y el trenecillo queda solitario contemplando los sucios muros de la  pequeña estación; está  triste al ver el movimiento  que tiene la de enfrente, ella está  sola casi siempre y la otra no, entonces  esconde lo que puede su suciedad para parecer más hermosa.

Los tres se dirigen apresuradamente al túnel que pone en comunicación las dos estaciones porque el tren que les conducirá a Ciudad Real parte inmediatamente. Los tres pasajeros se suben con sus maletas, el tren es más amplio y tiene departamentos, donde se suben hay una mujer que  lleva  una cesta de mimbre que no deja ni un solo instante, hasta que se dan cuenta que hay un movimiento sospechoso y asoma la cabeza de un gallo con su roja cresta.

Ciudad Real es una pequeña ciudad que se extiende hasta un límite, llamado La Ronda  que es una vía  de circunvalación . Tiene una calle o arteria principal , la Calle Toledo ,el corazón es la plaza del Generalísimo , con sus soportales y el ayuntamiento de viejo sabor  y con su arco por donde pasan los pocos vehículos que hay, y la  plaza del Pilar , comunicadas ambas por la calle General Aguilera, del Pilar al Parque de Gasset se va por la Avenida de los Mártires , antigua calle Alarcos.  En los domingos  y días festivos la plaza del Generalísimo es la ruta por donde pasean los jóvenes  y en los días de lluvia se refugian en sus soportales , allí se conocen muchas parejas que empiezan una relación , un camino al futuro, una ilusión común .

El Juan y sus hijos bajan por la calle Ciruela , descolorida y algo sucia , que corre a desembocar a la plaza del Pilar . Calle que nace en la altura de la estación de ferrocarril y muere en la llanada de la plaza.

La plaza del Pilar es una completa isla , rodeada de calzada en su totalidad , posee unos retales de jardín  con verde césped lleno de calvas terrosas y algunos árboles, también una roja y descolorida ya,  rosa de  los vientos, al lado está la estatua de D. Quijote montando a Rocinante.

La plaza del Generalísimo es amplia , de forma rectangular , con soportales a uno y otro lado y en la  parte que se encuentra frente al  Ayuntamiento . Tiene  cinco salidas , tres en el extremo del  Consistorio , dos de ellas   coronadas por sendos arcos y otras dos enfrente, una en cada  vértice del lado. El Ayuntamiento y los soportales de enfrente son los lados más cortos del rectángulo.

Los tres  se dirigen a la Calle Pedrera Baja , donde vive su hermano, preguntan a un viandante y se alejan siguiendo sus indicaciones.

Lo miran todo con curiosidad , les parece muy grande y bonito con edificios más grandes y más altos que su pueblo. Siguen por la Calle Caballeros, donde se encuentra , al principio y en la acera de la izquierda la escuela de Magisterio  y el Casino , más adelante el Obispado y enfrente de la Audiencia el Instituto y al lado una residencia llamada El Doméstico..

Por fin dan con la calle y con la casa de su hermano. Está todo decidido se quedaran a estudiar aquí y serán más que él.

                  
                                          III 


El mal tiempo ha llegado . El pueblo se arropa, sus casas parecen encogerse de frío, sus tejados parecen más pálidos a la luz  grisácea del día . Las calles están desiertas. Por las chimeneas de las casas sale el humo que se difumina en el espacio como el aliento de una conversación.

En las casas la familia se reúne alrededor de la lumbre que  calienta e ilumina la cocina, hablan de sus quehaceres, del futuro  y muchas veces el abuelo cuenta cosas del pasado, los niños lo oyen contar las historias con gran atención, son añoranzas, viven  su  presente para poder contar su pasado pero son enseñanzas para el futuro de quien les oye.

Un gato se acurruca en un rincón próximo a la lumbre , queda inmóvil  acariciado por el siseo de la conversación , mira a su alrededor por  un momento  y luego vuelve a entornar los ojos con un ronroneo de satisfacción.

 La lumbre ondea , es el flamear de una bandera victoriosa , el crepitar de la leña  al convertirse en llamas  es agradable , es como el canto de una nana, pues tiene la virtud de hacer venir los  sueños.

El gato duerme y el viejo da unas cabezadas. La cocina está en silencio, solo se oye el murmullo del fuego.

En las casa  no hay contador eléctrico , tienen una única bombilla  que  está en el salón o en la cocina normalmente donde hacen la vida, el enganche lo hacen , con el permiso del Ayuntamiento, de los cables que pasan por la calle , una bombilla de veinticinco vatios que apenas alumbra la estancia con su luz amarillenta.

El anochecer ha traído la lluvia  que cae incesantemente  pero con calma, con la  tranquilidad cachazuda de un viejo liando su cigarro. Las calles  empedradas brillan bajo la tenue luz de las farolas, presenciando el acontecer diario. El pueblo también se sume en un sueño dulzarrón. 

El tío Pacorro se levanta temprano , apareja su borrico y se va al pozo la Villa.

En el pueblo no hay agua corriente, tienen que ir a por ella fuera. Casi todos iban con  sus propios medios, pero desde un tiempo a esta parte  van dejándolo , con esto el tío Pacorro tiene que echar más viajes  y va teniendo dificultades para abastecer a todos sus clientes. Por ésto está pensando comprar un mulo y una cuba y también un motor para bombear el agua  y tardar menos en llenar la cuba.

El tío  Pacorro no es tan viejo como se pudiera pensar al denominarle así, eso es por la costumbre que tiene de decir  mucho esa palabra al hablar , expresiones como . ¿qué tío?, ¡el tío aquel!, ¡está hecho  un tío! le son muy propias. En su vocabulario palabras  como   hombre, persona, señor no existen las sustituye por tío.

Su borrico  se llama "Playero", le ha puesto este nombre porque no ha visto nunca el mar y se muere de ganas por hacerlo. El tío Pacorro tiene una punta de instrucción cogida a salto de mata, le hubiera gustado mucho viajar, es una amante de los paisajes y un defensor acérrimo de la naturaleza. No es extraño oírle hablar en la mitad de la calle con alguno:

-"Los tíos que talan los árboles y matan los animales sin ton ni son tenían que cortarles el pescuezo, te lo  digo yo"- Argumentaba con Pepe  "el de Rute", un mozo que le caía muy bien.

-"Pero tio Pacorro los árboles tiene que tumbarlos pa  madera y los animales pa carne y pieles y to eso".

-"Sí,sí, yo  no te discuto eso, mu bien, pero lo justo, ni más más ni más menos , que derriben pero que planten  también, porque si los tios esos no jacen na más que tumbá y no plantan , algún día acabarán con tós , ¡vamos, digo yo! y entonces a dónde vamos, pero tú tas imaginao, Pepillo, alguna vez  un paisaje sin árboles, to pelao y mondao!

-"No, si en eso tié usté razón, quel campo sin árboles y sin animales no  es  ná.Vamos poco más o menos como si le quitan a usté los vestios y lo dejen en pelotas".

-"Menos guasitas questo es una cosa mu seria". 

-"¿Se me va a enfadá?".

-"No, pero mira yo no soy un tio instruio, pero por las cortas luces que Dios ma dao veo que nos están jaciendo polvo, porque sin ir más lejos el bosquecillo de la finca el Robledar  ¿qué te crees que van a jacé con él?, pos  tumbarlo. Y sacabaron los árboles pa insecula seculorum.".

-"Amen".

- Pero, claro ve y dile a esos tios que no corten los árboles que se cargan el paisaje , que perjudican la naturaleza. se guasean de ti  y del más pintao . Ellos al avio y nos dejan el Robledar  mondo y lirondo, vamos limpio de polvo y paja. Se queda la finca afeitá."

-"Pero tio Pacorro si el Robledar  nos dosté , si el Señó Pablo sampeñao en cortá los árboles pos allá él"

- "Eso les vale a los tios afeitaores quel cortijo nos mio que si no..."

-" Güeno me voy pa la tienda que ya mestaran echando en falta".

-"Anda con Dios!.

El tio Pacorro se vuelve hacia "Playero", le acaricia la frente y el cuello. El animal le mira como debe mirar un borrico agradecido.

Al fin el hombre vocea :  ¡Arre!  

El borrico cano y ojeroso emprende la marcha.

Terminada la jornada se va a su solitaria casa. Es soltero y aunque tiene hermanos, prefiere vivir solo, porque dice que: "el buey solo bien se lame".

Enciende el fuego y se sienta, el perro acude también y se tumba a sus pies.

Sigue dándole vueltas a su proyecto. Ha estado hablando con un tratante  para comprar una mula  y han llegado a un acuerdo. El cede a su borrico y abona la diferencia.

Lleva el burro del ronzal , pesaroso de separarse de él, le mira  y le dice: "no tengo más remedio".

El burro le mira como mira siempre , parece que tiene una única mirada, simple serena e inocente, pero que cambia según nuestros propios sentimientos. El hombre le rasca  la frente.  "Playero" mueve  la cabeza , siguen  adelante hacia la casa del tratante.

A los pocos días compra la cuba y al cabo de dos semanas tiene instalado el motor en el pozo.

El tio Pacorro ya no camina por las calles arreando a su "Playero", a su borrico cano y ojeroso. Ahora lo hace con su nueva mula, a la que no tiene idea de bautizar y a la que llama, pues eso, mula. Va tocando la corneta por las  calles para que las mujeres advertidas de su llegada saquen los cántaros a la puerta y no le hagan esperar , pues tiene que recorrer el pueblo.

Por la calle arriba se ve un muchachillo con sus pantalones largos de pana, su boina calada  y un morral acuestas, con toda la apariencia de un hombre. Su mirada es decidida, en su sonrisa aparece una sombra de ironía y picardía y en sus ademanes la cautela y un porte de madurez . Su aspecto y todo esto mezclado con su juventud da un resultado que a veces ante una mirado suya seria y adusta provoca las ganas de reir.

-"Ande vas Pascualillo?

-"Libro y de paso a ver si  la señorita me da argo epeciá pa mí.  Al decir ésto  se lleva una mano con los dedos juntos repetidas veces a la boca y guiña un ojo.

-"¡Entre semana!"

-"Es que ayé que jué domingo no pude bajar al pueblo porque le dio un mareo al Plomo y no se pué dejá solo al rebaño".

-"Cay por allá arriba?

-"Mucho frío.¿Santerao que van a cortá larbolea?"

-"¡Claro que menterao!".

-Ná tio Pacorro que me dejan sin árboles , ¿qué voy a jacé si no voy a podé cogé nios?"

-"Invéntate otra cosa".

Pascualillo sonrie picaramente.

-"Tendré que dejá el trabajo y meterme a aguó", el Pozo La Villa no lo cortarán nunca".

-"Déjate de guasas. ¿No ibas ancá tu señorita', ¿es qué se ta olvidao ande vive?"

-"No, me pasao porque ahora voy ancá la Josefa , le llevo un recao del Plomo".

-"Pos anda con Dios Pascualillo".

-"Quel vaya con osté".

Se mete las manos en los bolsillos y sigue calle arriba cachazudamente.

El tio Pacorro sigue adelante tocando la corneta.

El cielo de la tarde  está despejada , solo hay unas pequeñas nubecillas blancas muertas de frío porque la temperatura es muy baja. Algunos gorriones vuelan a ras de suelo, algo más allá se paran, picotean algo y vuelan hacia el tejado de enfrente.

De una de las puertas sale una muchacha , hija de "Pablo el Roble", la señorita de Pascualillo. Estudia, podría hacerlo en un buen colegio de la capital , pero  el padre no quiere separarse de ella, estudia en el pueblo y se presenta libre al instituto de Pozoblanco.

Su madre murió siendo ella pequeña , casi no  recuerda la figura materna borrada por la nebulosa de sus pocos años . Pero sí recuerda los sentimientos de confianza , de paz, de amor que le infundía su presencia , a veces llegan hasta ella mezclados y siente nostalgia de la ausencia de la madre , siente el deseo de recostar su cabeza  en el regazo materno , de sentir esa sensación de abandono y emoción tierna. 

Llega el aguador y se para , la muchacha le señala los dos cántaros que tiene a su lado. Sus ojos dibujan un mar de calma y serenidad.

El tio Pacorro  mientras llena los cántaros le pregunta: "¿Y tu padre?

-"Está en el Cortijo, no vendrá hasta la noche"

-"¿Todavía está empeñao en cortá los árboles?"

-"Sí, la semana que viene empezarán ?

-"¡Es una lástima!

El tio Pacorro se frota las manos al terminar de llenar los cántaros

-"¡Bha, que frío hace!"

Arrea  al mulo y vuelve la cabeza.

-"Con Dios".

"Adiós".

                                          IV 


 El pueblo parece más alegre estos días , se acerca la navidad . Ya han hecho en las casas las matanzas y hay pitanzas  para afrontar el duro invierno. Todo parece más claro y diáfano  y es que nuestra alegría al mirar se refleja en las cosas y vuelve  a nosotros , todo nuestro entorno actúa como un espejo y nos devuelve nuestra propia alegría.

Pascualillo va con un saquillo al hombro muy decidido por la calle Santiago , en dirección a la casa de su abuela, su único pariente. Entra deja el saquillo , se quita la boina  y se rasca pensativo.

-"¡Agüela, agüela!

La vieja sale sorperendida  y mira interrogante al zagal,       él  no dice nada  y mira a su vez a la vieja.

-"No te quedes ahí jecho un pasmarote. ¿Caces aquí hoy?"

-"Ná , que venio pa las fiestas".

La vieja pone cara de mayor sorpresa aún, que deja paso a la incredulidad.

-"¿Ta dao toas las fiestas de vagancia el señó?"

A Pascualillo se le nota  en  dificultad   que salva con borbotones de palabras, con una verborrea cuantiosa.

-"Pero, güeno agüela, aqué viene tanta pregunta, no me ve osté aquí, pos es señá de que venio , vengo pá  las fiestas , os que no tengo derecho a pasá la noche güena en casa y de andá por las calles y altená...

-"Qué  alterná ni ná , que vas a pintá tú en los bares alternando, no ves queres un mocoso".

-" Más despacio agüela , de mocoso ná  ( pone cara de pocos amigos  y de paso se estira). Los hombres tien que alterná, el Plomo dice ques  la salsa de la vida, que si no juese por el alterne estaríamos tós como alelaos y andaríamos tontainas, sin sal nenguna, na más que preocupaos  por tó y que es una cosa sana pá despejá la mollera".   

-"Qué sabrás tú de cosas sanas ni necesarias ?, ¡ y a santo de qué taces caso del Plomo que no sabe onde tie la mano derecha!

El zagalejo se siente aliviado  pues ha llevado  la conversación por otro terreno, se siente seguro y dispuesto a replicar.

- Bien lo sabe , la derecha y jasta la izquierda, porque andao por muchos pueblos y para que sentere usté sabe muchas cosas".  

- "Lo que tié es la cabeza a pájaros y lo peó es que testá volviendo iguá ".

-Pá  que sentere usté manseñao a leé,  a escribí y a echá cuentas"

La abuela se enternece y abandona el campo de combate. 

-Bah,bah, mestás poniendo la cabeza morra".

Es el día de noche buena, se nota el movimiento de los trabajadores que llegan más temprano a casa, de mozalbetes  que ya empiezan a cantar con sus zambombas , morteros , botellas, sartenes y toda suerte de cacharros  que hagan  ruido. Es la tarde de noche buena , el día de amor por excelencia.

Pascualillo sale de la casa de su abuela y baja la calle ancha y bien empedrada en la que se encuentra el Casino , Sindicatos y algunos bares.

Ve a ·Socarra" , a "Torrueca" y al  "Chirri" y se les une.

-"Güas tardes". 

-"Hombre, que tal vas con las vacaciones".

El chico sonríe algo cortado.

-"Vamos a echá un trago"

En  todo el pueblo hay una atmósfera alegre, una complacencia en la convivencia , en el buen deseo y en la paz. Por las calles cantan entremezcladas con los ruidos de los instrumentos.

Alguien propone ir a cantar villancicos a casa del amo , Pablo "el Roble", y la proposición es aceptada inmediatamente. Se encaminan hacia la casa con alegre paso, por la calle el zagal trata de escabullirse , pero es pillado en retirada y una fuerte mano se posa sobre  su hombro llevándolo hacia delante. Pascualillo tiene que seguir con todos.

Llaman a la puerta y comienza el ruido de instrumentos , las voces se alzan en una canción navideña.

Entran en una sala donde está María Soledad, Soleá para todos , su tía y algún familiar más, Pablo no está . El zagal se siente mejor , pero no sale de su escondite detrás de los hombres uno al costado del otro. Está pensando cómo escaparse , sabe muy bien que cuando acaben las canciones  la señorita les invitará  y la fila se deshará . Trata de salir , pero su figura fugitiva  es vista. 

-"¿Quién anda detrás de vosotros?".

Los hombres se vuelven y ríen  viendo la retirada del chico cortada por la voz  de la Señorita.

-"Es Pascualillo  que vié con nosotros ".

El muchacho rojo y sin saber qué hacer da vueltas a la boina hasta estrujarla por fin articula: "Güas noches" .

Soleá lo mira extrañada por su comportamiento.

Todos ríen. Por fin "Torrueca" explica:  "Es que sa despedio porque el Señó cortó los árboles y dice que no lo agunta porque ya no va a podé cogé  los níos".

Todos miran al muchacho divertidos imaginándoselo plantado frente al amo argumentando sus  razones y despidiéndose. Él reacciona azarado mientras pasa el chaparrón.

La Señorita le mira compasivamente y le asegura que hará lo posible para que su padre lo readmita. 

Pascualillo le da las  gracias y se resigna a quedarse sin nidos y sin poder tirar a los pájaros con  la saeta porque dónde están los chaparros está muy lejos y no puede ir.

Luego beben algún licor  y comen mantecados  que le han sacado . Al momento llega el amo y hablan del cortijo, del trabajo, de sus cosas y luego se van.

Noche buena , noche de paz, noche de amor, en la que nace un niño pobre en un portal de Belén.


                                            V



Por el pueblo  deambula pidiendo un viejo con su historia. Todos la tenemos , pero este viejo con cara de ratón es especial. Es "Cachinero", va siempre vestido con chaqueta y pantalón de pana negro;  encorvado que parece ir buscando alguna moneda  perdida en el suelo, cejas anchas y canosas , cara ovalada  y arrugada, el labio inferior oculta parte del  superior , su dentadura superior no existe diluida  con  el tiempo. Su pelo blanco está cortado al dos y su cabeza  está cubierta por una boina de  puntiaguda borla.  Su nariz , su boca, sus cejas y sus ojos avispados , traviesos y pícaros   son  los que dan  ese aspecto de ratón viejo, sabiondo y resabiado.

"Cachinero" era un hombre bastante rico , poseía tierras , casa y un cortijo. No era aficionado a trabajar , dejaba rodar las cosas y vivía de las rentas, sin embargo en vida de su mujer debía estar al tanto de todo si no quería oir sus constantes reproches. Hubiera preferido no estar pendiente de nada , pero tenía que hacerlo por temor a su mujer.  Le gustaba la buena vida , fumar sus buenos puros, tomar café con la copita de coñac , ir a ver a la capital  alguna revista y todas las  corridas de toros  que hubiera en los alrededores.

Cuando murió su mujer empezó a abandonar  sus obligaciones y le fue invadiendo una idea que no le dejaba vivir, hacia sus cuentas: "Tantos  años  que viva más gastando tanto al mes, son tantas pesetas. Me sobra aunque viva tantos años". Esta idea no le dejaba dormir.

A los pocos meses  vendió todas las tierras que tenía, solo se quedó con la casa. Lo convirtió en dinero. Ya no tendría que preocuparse de las tierras, de si los trabajadores rendían o no, de la venta, de nada.Viviría libre y feliz, haciendo de su capa un sayo. 

Pasaban los años . Al final sus estancias en el pueblo eran cada vez más frecuentes y largas, hasta que sus salidas quedaron suprimidas, su ropa se hacía vieja y no se reponía , sus despensas costaba cada vez más trabajo llenarlas. Había echado mal sus cuentas. Algún tiempo después tenía que fiarle el tendero , se vio sin dinero, tuvo que vender su casa y más tarde empezó a recorrer las calles pidiendo.

El viejo con cara de ratón va por la acera adelante, es domingo, cuando pasa alguien extiende la mano y su boca se despliega en una sonrisa. Su ratonil cara se arruga más y recita  siempre la misma cantinela.

En cualquier momento está dispuesto a hablar con quien sea, con una voz desdentada.

-" Sí, Remiendo tu dirás lo que quieras, pero que me quiten lo bailao".

"Remiendo" se sonrie y replica: "Muchos toros , muchas revistas  y ahora qué ..."

-"Sí,sí... pero si hubieras visto las mujeres que salían en las revistas, pone los ojos en blanco,  tan ligeritas de ropa, moviendose asin". El viejo se mueve imitando torpemente las mujeres de las revistas.

"Remiendo", el zapatero, rie a mandíbula batiente viendo la facha del viejo, pero reconoce que a él también le hubiera gustado  ver las mujeres ligeritas de ropa que  el viejo verde vio.

"Remiendo" vuelve a pincharle: "Asin ha terminao  sin una gorda na más que tirando canas al aire , lo raro es que no saya quedao calvo".

-S´,Sí, riete de mi, pero que me quiten lo bailao. Eso es. Desengáñate  , ques eso de morirse na  más que ahorrando sin disfrutá ná. No señó , venga trbajá y ahorrá , lo mismo te vas a ir pal otro barrio, lo que te lleves pos eso.

En otras ocasiones cuenta: Ya me queda poco pa irme a la cerquilla de los jaramagos . ¿Sabes cuántos hay más viejos que yo? , pos ná más quel Jaleque  y  la Dorotea la guñolera. Ya me queda poco.

Así pasa la vida ahora, contando sus vivencias  y hablando con el que tanga un rato para escucharle. En el invierno lo pasa algo peor , aunque le dejan quedarse en el corral de las casas, en el verano se bandea mejor.

El cura quiso llevarlo  a un asilo , pero "Cachinero" se negó rotundamente alegando que el no era un anciano si no un viejo y que con lo que le daban tenía bastante.

Luego lo contaba a quien quería oirlo. "El cura me dijo questaría mejor en un asilo, pero yo no quise ir, aunque cuando me dijo que podría jugar a las cartas y al dominó me tentó".

En el pueblo sentían una debilidad por el viejo y tomaron una decisión que transmiteron a Jeremias el del Casino, ofrecerle a "Cachinero" que pusiera un puestecillo en el casino con tabaco y cerillas. Cuando se lo dijeron al viejo se quedó pensativo. "hombre, me paece bien, pero tú me dirás, pa empezá hace falta dinerillo y la verdá deso no tengo ná".

-"Usté no se preocupe , ya veremos como lo arreglamos".

Poco tiempo después el viejo está sentado dentro del Casino como un patriarca  en su puesto de tabaco y cerillas . Le está agradecido a todos y en alguna ocasión suelta alguna lagrimilla que trata de esconder.

Ya no recorre  las calles su figura negra y encorvada, ahora está sentado en el Casino , sigue contando sus cosas y también cómo el  Jeremias y todo el pueblo se han portado con él.

 Es amigo de todos y  todos le aprecian. Es ... "Cachinero", al que se le alargó la vida  y se le acabó el dinero.


                                        VI




Las casas blancas con flores en las ventanas y balcones resaltan a la luz de sol, parecen más blancas y puras, se calientan sus paredes encaladas al sol como los viejos en la plaza. Es la luminosidad del cielo los colores que viven la vida en su total plenitud  y ensancha los  pechos de los habitantes del pueblo que los hace respirar fuerte y anhelantemente. El verano es impulso, ímpetu; el invierno quietud , pensamiento.

 Es verano y se vive con el cielo azul con los árboles verdes, las flores al aire, los insectos zumbando... Los colores y sonidos del verano.

El camino es suficientemente ancho para que pase un coche , la tierra casi amarillea. A lo lejos se ve un azuloso montículo firme y seguro de sí mismo , a la derecha la cebada verdea y su espiga apenas granada atrae a los gorriones ante la desesperación de los campesinos que procuran librarse de ellos poniendo  espantapájaros, desde el camino se ve uno , ondea al viento su descolorida chaqueta rota y desgastada .

La cebada se pierde de vista  a lo lejos , cuando viene un soplo de aire se inclinan  reverentes hacia el mismo lado, se diría que es un movimiento de balet  . Siguiendo el camino se llega al cortijo  Los Faroles, hay una edificación más grande y señorial que las demás, diseminadas aquí y allá . es la casa del dueño , Lucio "el Zaranda", está inmaculadamente blanca  y limpia, en sus rejas hay macetas con geranios y claveles que dan alegría, delante de ella hay un  pequeño jardín  con toda variedad de plantas  con flores.  Las otras casas más pequeñas, son las del mayoral  y  el granero  que estan algo  más descuidadas. Más abajo se hallan los corrales . El cortijo está delimitado  por cercas donde pastan los toros , no son reses bravas , son para carne, sin embargo en alguna ocasión alguno saca su geniecillo.

Lucio mantiene un principio y es que el amo tiene que estar encima de todo , sea cual sea el negocio en el que se esté metido . Por eso se le ve recorrer la finca montado en su caballo y acompañado por su hijo mayor cuando está de vacaciones.

 En una cerca hay toros , algunos husmean  el aire con su cara seria , los demás andan de un sitio para otro  mirando un campo , con ganas de corretear fuera de la cerca, de adentrarse como conquistadores en otros parajes.  

Lucio se respinga y mira su alrededor , habla con su hijo y le enseña algo, después emprenden el regreso al cortijo.

Por el camino se encuentran a tres trabajadores, es la hora e comer. Los saludan y el dueño y su hijo acomodan el paso de sus caballos al de sus trabajadores.

-"¿Habéis ido por donde están las ovejas?".

-"Sí, yo estao esta mañana poraí". Afirma "Torero".

-"¿Qué tal sigue la mala?".

-"Está mejó, lo que le dio el veterinario la sentao bien".

Siguen juntos hasta cerca de la casa , allí se separan.

La tarde trae después de comer pesadez , el sol cae a plomo , en un golpe largo y apretado, permanente , un abrazo sofocante y sudoroso, obstinadamente cercano. No corre nada de aire que con su soplo aunque fuera cálido  alivie el calor agobiante , presagio de tormenta. El sol lo empapa todo , todo dormita de cansancio , con una modorra peculiar,  como si se hubieran vaciado de aire los cuerpos. La poca ropa que se lleva estorba , se pega al cuerpo sudado como una segunda piel que tuviera miedo de perderse. Los insectos vuelan sin cesar y las moscas se hacen insoportables. 

-"¡Sascapao un toro, sascapao un toro!".

 Este grito parte la tarde  como un viento helado que se ciñe a la cintura y te corta el resuello. En un momento se ponen en movimiento todos en el cortijo. Es un vértigo . Lucio "el Zaranda" monta en su caballo , le siguen caballeros también dos hombres más.

El toro mira hacia un lado y otro, sorprendido , tal vez, del escándalo que ha roto la tarde tan quieta y dormida . Si saber que la causa ha sido el  al salirse de la cerca y meterse a explorador travieso. Se inquiera y echa a correr, sin embargo es parado en su carrera por el trapo que maniobra  el "Torero", surgido de improviso.

El  "Torero" es un mozuelo  bien plantado , hijo de uno de los obreros de la finca, que desde siempre le tiran los toros , hace poco que dejó de dar tumbos de un  lado a otro con su hatillo al hombro yendo de ganadería en ganadería brava a los tentaderos . Es famoso porque en la feria de Pozoblanco se tiró de espontáneo en un toro del "Cordobés", según dice  le costó  una noche en el calabozo pero mereció la pena.  Pero al no tener fortuna se desanimó y se volvió de sus andanzas toreriles.

Los jinetes se paran rodeando la escena y atentos por si tienen que intervenir.

El "Torero" no ha tenido otra intención que parar al toro en su carrera  para  evitar que  fuera a lugares donde pudiera ocasionar algun peligro.

El toro tiene genio y embiste para salir , pero el mozo lo para y lo domina.

Los jinetes y la gente del cortijo que ha acudido  se embelesa y lo jalean. "Hala Torero con él".

El mozo al conjuro de estos ánimos siente renacer en todo su sustancia el venenillo de la afición y su primitivo próposito se transforma.

Lo cita y el toro embiste, lo va aproximando a la cerca y cuando está casi allí , abre la puerta , vuelve a citarle y al final de la embestida el toro queda dentro de la cerca, cierra la puerta y en su cara se dibuja una alebre sonrisa de triunfo.

La concurrencia aplaude con calor, los que estaban subidos a las encinas , caen como fruta madura , se abalanzan  al mozo  y es llevado a hombros a la casa.

-"Mu bien"

-"Está jecho un tio si señó".

-"Asin se torea"

Estos son los comentarios . Es un héroe , es  el  acontecimiento del día . Lo que fue una preocupación  y un peligro se convirtió , al influjo de unas almas, en diversión ; los pechos latieron a un mismo ritmo y  la tarde se despertó de su lánguido sueño.

 

                                          VII 

La primavera está en todo su esplendor, el aire recoge la fragancia de las flores y la alberga en sus entrañas  con fruición de enamorado. El cielo es alegre como la sonrisa de un niño. Es medio día cuando la luz es más pura.

 Faltan solo dos días para la Ascensión del Señor  cuando los niños hacen la primera comunión. Las madres preparan los últimos detalles, los trajes , las pastas y la comida extraordinaria que va a hacer la familia porque es un día especial.

El hijo pequeño de José y Carmen va a hacer la primera comunión, tiene siete años. El mayor la hizo hace tres años.

Salen de la iglesia , donde el cura les ha estado hablando,  todos juntos, corriendo  y atrapellándose, deseando correr libremente.

Luis sube por la calle empedrada, tuerce a la derecha , llega a  su casa, la puerta está abierta y entra. Llama a su madre.

La madre está sentada en en corral, en su regazo descansa una sábana , que pincha una y otra vez, asegurando su cuerpo endeble por el huso, va zurciendo con pausa, su  rostro  tranquilo  parece dar  ánimo a la endeble tela que siente la caricia de la mano de la mujer.

Luis besa a la madre y le lanza la pregunta que traía preparada desde hace rato: -"¿Madre has comprao el traje?"

-"Hijo, los trajes cuestan mucho, ya te dicho quirás con el de tu hermano ques mu bonito, yastá arreglao pa ti, cuando se lo viste a tu hermano te gusto mucho igual que a tós".

La madre mientras habla ve en su imaginación el traje que le gusta a su hijo, hace algunos días se lo enseñó, está en el escaparate de la tienda.

- "Sí madre, pero si me lo pongo tós veran que es el mesmo de mi hermano, yo no quiero que la gente vea ques el de mi hermano, quiero uno mío".

-"La gente no sacuerda deso y además no pue ser, hijo".

La madre mira con amor a su hijo , a ella también le hubiese gustado que estrenara un traje nuevo, suyo, en la primera comunión , pero no puede ser, con el de su hermano puede apañarse muy bien .

El chico mira a la madre , no es una mirada de reproche , es solo una mirada triste. 

Oye a su hermano y se va en busca de él.  

La madre lo mira marcharse y siente un ligero malestar porque no puede darle  gusto . 

Los hermanos salen a jugar a la tarde agradable en el pueblo apartado del ruido del  mundo, pueblo que a la vez es parte de él. Una ligera brisa acaricia la tarde  y a todo lo que ella alcanza, a los rostros colorados por el esfuerzo de los niños, a las flores, a los corazones cansados que con este soplo de esperanza  parecen renacer 

El niño está parado delante de un escaparate  donde hay trajes de comunión, su vista no se separa de uno, los pantalones son de color hueso, están muy bien planchados, la chaqueta es del  mismo color y sus hombreras son doradas como los cabellos del sol, los botones son dorados también , la camisa es muy blanca  y tiene unos adornos en el pecho más blancos que la camisa, ésto le gusta mucho y no deja de mirarlos.

-"¿Con lo blanca ques la camisa  - piensa- cómo habrán podio hacer  los adornos más blancos aún?"

Vuelve a mirar las hombreras doradas , se imagina cómo se deben mover los cordoncillos al andar. Mirando el traje se pasa mucho tiempo, luego se separa del escaparate y corre para alcanzar a su hermano que se ha alejado calle abajo  jugando con otros chicos.

Su cabeza da vueltas.  ¡Tiempo pasa , pasa y ahóganos en tus olas serenas de ensueño!

La mañana se embelesa mirando al pueblo que se ha empezado a despertar. Los gallos cantan al amanecer desperezando a  sus  habitantes .

Un mulo  pasa por una aletargada calle siguiendo con paso rítmico al amo, los ojos los tiene con ese velo de serenidad e inocencia que tienen todos, escruta fijamente la nueva mañana, siempre viva, la constante mañana del  amanecer  diario.

Es la víspera de la Ascensión.

-"¿Me vais a comprar el traje que me gusta?"

El padre mira al hijo  y no contesta.

El hijo insiste.

-"Dí".

-"No pué ser, ese dinero nos hace falta  pa cosas más necesarias, somos pobres y el traje que tiés preparao está mu bien."

El chico deja vagar su mirada  y sus mejillas se tiñen de color sonrosado . En su infantil ignorancia se da cuenta de la  pobreza de su casa.

La pobreza tiene toda la esperanza, que la esperanza es la mayor riqueza que la mata la posesión. Sí, " vale más buena esperanza que ruin posesión ", llevas razón  D. Quijote y tú lo viste bien Unamuno: :"¿Que es eso de envidiar  el sosiego de quien nunca vislumbró el supremo misterio ni miró más allá  de la vida y de la muerte?

Habría que trocar aquello de "más vele pájaro en mano que ciento volando", en esto otro: "más vale pájaro volando que ciento en mano".

El pobre se tiene a sí mismo y a su familia y en esto a la humanidad  entera, el rico solo tiene su dinero.

El niño se levanta temprano la mañana de su primera comunión , el cura le ha dicho que no debe desayunar antes de la comunión, pero ha tomado una decisión que debe llevar a cabo, va a la cocina a escondidas y busca por la alacena , encuentra unas galletas de huevo y se toma dos de ellas. Se va temblando a la cama siendo consciente de lo que ha hecho .


                     VIII



El crepúsculo del verano empuja con cálidos ardores , momento a momento , día a día  hacia  el comienzo del otoño oficial que dibuja con perfiles nítidos los aconteceres diarios , los anhelos  e impresiones que en este tiempo de verano son más vaporosos , menos sólidos , pero más intensos.

Por la calle empinada va  un  chicuelo vivaz pegado a la acera,  dando acompasadamente  en la pared   con  la mano derecha , lleva el  compás de una imaginaria canción. Es Rafael hijo del "Torrueca" se dirige a casa de su tía . 

Le gusta estar allí, la casa comienza en un pasillo  que luego se ensancha dando paso a un patio emparrado y a la izquierda un granado ,  se  abre una puerta donde está la cuadra  que es la viviendo de un borrico gris , amigo suyo al que ha montado un montón de veces y que lo soporta con verdadera paciencia  y al final  se ensancha aún más  y termina  dando  paso a un huerto con un pazo de agua cristalina, según se pasa al huerto a mano izquierda está la zahúrda donde se crían algunos lechones que luego se venden, reservando uno para la matanza, verdadera  fiesta familiar y  aporte para la despensa de la casa con la que subsistir el largo invierno. Anexo hay un gallinero  con varias gallinas y un gallo. 

A Rafael le gusta andar por el patio y el huerto , allí se siente libre , su otro sitio favorito es el desván, allí pasa  muchos ratos  en busca de los tesoros que hay en dos arcones, se siente rey  de leyendas , elevado en mil filigranas de ilusiones imaginarias.

Escudriña por todos los lados con el ansía de encontrar algo desconocido y fantástico , pero solo hay ropas viejas que huelen mal  y algunos libros con  las hojas amarillentas . Se sienta y suspira,  después sigue escudriñando en el otro arcón , de pronto sus dedos tropiezan con un ramillete de objetos  diminutos, los mira y sale corriendo como un vendaval .

-"Tía mira lo que encontrao, y  le muestra orgullosamente  un conjunto de pequeñas figaras hechas con huesos de aceitunas: zuecos, cestitos, sillas, mesas...

La tía las mira una y otra vez , su cara se entristece  y pregunta :  "¿Dónde has encontrao eso?"

"En la cámara, en la cámara". Responde triunfalmente el chico.

Ve la ilusión que tiene el niño y no se atreve a quitárselos . Sí que  recuerda esos objetos, su rostro no demasiado agraciado se ensombrece  y baja los ojos para contener una lágrima.
 
Es soltera , de unos cuarenta y pico de años ,  fuerte  de cuerpo y   firme de temperamento, con gran espíritu de sacrificio .

Recuerda  que estaba en la finca el Cerro  trabajando en la aceituna , allí había un chico de  Pedroche  que se llamaba Rogelio. Sabía que no era guapa, pero aquel chico tenía muchas atenciones con ella, se preocupaba de ayudarla para subir al carro con los que  trasladaban a los obreros a la casa, le solís llevar el hatillo, le preguntaba cosas de su vida  y en las noches de frío en las que se juntaban los aceituneros al fuego  se sentaba a su lado  y a ella le entraba un calor especial por todo el cuerpo en estas ocasiones, el le contaba que tenía idea de irse a Madrid o a Barcelona a trabajar  en los albañiles, o en una portería, lo que saliese, que el trabajo del campo era muy sacrificado y no pagaban nada, que no tenía futuro.

 Un día , al terminar la temporada, le  regaló esas figurillas labradas  en los huesos grandes de  aceituna, los cogió temblando, como quien coge un tesoro, el muchacho se despidió cariñosamente  y le vio partir momentos antes de que ella también volviera a su pueblo.
No volvió a saber nada de él.  



                       IX



Los árboles tienen las ramas repletas de hojas , por el aire hay extendido un perfume de vida que llena a todos los habitantes del pueblo.

Las casas blancas con flores en las ventanas  y balcones resaltan a la luz del sol, parecen más blancas  y puras , se calientan sus paredes encaladas y deben sentirse muy a gusto pues no se mueven , se calientan al sol como los viejos de la tierra. 

En alguna de las paredes hay colgados jilgueros . con sus plumas rojas y amarillas vistosas y elegantes cantan al aire  extendiendo su melodía , el pueblo se lo agradece silenciosamente.

El aire sopla suavemente jugando con las flores sin saber  a cual escoger , ama a todas , se queda con todas porque son bellas por igual. La vista se recrea y se funde en un fraternal abrazo

Por la tarde los jóvenes se pasean por la calle Gracia y por el Lejío, pasean su juventud y sus ganas de vivir, hablan de cualquier cosa , cuando se cansan se sientan en los poyetes  de piedra  de la ermita de la virgen de Gracia . Son  la sangre nueva del pueblo , el futuro está asegurado, son  el paso adelante a la esperanza. 

Pasean las mozas por el Lejío,
las mozas lucen su mejor vestio,
 pasean y miran al  mozo elegio
y rezan para que sea decidio.

A este paseo el tio Pacorro le llama la calle del "refregón"  porque es donde los mozos se acercan a las mozas e inician sus primeros paseos juntos .

María Soledad va con su amiga Carmen. La hija de Pablo  "el Roble" es morena, su piel tiene un color de chocolate claro  , su pelo es negro y brillante , su rostro ovalado es de lineas suaves , la barbilla puntiaguda realza el conjunto del rostro y denota una innegable fuerza de voluntad, los labios sonrosados llenos de frescura y sus ojos negros y brillantes como un pozo sin  fondo, serenos como una noche de verano , su cuerpo equilibrado y sano  y sin afectación; es una mujer de la tierra.

Pepe "el de Rute" camina al lado de su amigo Antonio el del estanco , van detrás de las dos jóvenes.

-"Vamos decídete , ayer decías que le dirías algo  hoy"

-"Sí , pero es que no encuentro el momento"

-"¿Te gusta o no?"

-"Claro que me gusta"

-"¡Vamos!"- 

Los ojos negros de la muchacha se posan por un momento  en los del mozo , verdes y fijos y comienzan a hablar , con las palabras y las miradas nace un sentimiento de mutua simpatía que se alza con fuerza , vivaracho, nervioso y colorista como el vuelo de una mariposa  entre el aire del atardecer. Las palabras intrascendentes no cuentan para el muchacho, lo único importante es estar al lado de María Soledad. 

Al cariño hay que darle tiempo como  a la semilla para germinar ,   lo importante es regarla a diario, que las miradas se crucen y las palabras sinceras  fluyan como el manantial  suave pero permanentemente y que el sol de la comprensión salga irradiándolo todo.

Al principio nos reflejamos en el ser querido y lo queremos porque nos vemos en él, nos queremos en el otro, pero luego al conocerlo toma entidad propia y nos hacemos conscientes de su propio yo en contraste con el nuestro y conjugamos las dos individualidades . Al ser dos en uno se alcanza la plenitud .

Los días se suceden y la relación entre los dos jóvenes se consolida y se refleja en sus manera de verse y mirarse  y como todo en el pueblo se sabe ,se extiende la noticia  de esta relación  por todas las esquinas y las comadres comentan :

-"Pos a mi me gustan , jacen buena pareja, él es un buen mozo y trabajador".

Teniendo la bendición de las comadres  se tiene mucho ganado , los acontecimientos continuan con más naturalidad , se unen dos fuerzas descomunales : la voluntad de los muchachos y el empujón de la tolerencia y consentimiento de las fuerzas vivas del pueblo.

La  boda es inminente,  de la semilla plantada ha salido la flor  que se ha convertido en una fruta  que conservará todo el sabor de la  voluntad de los dos y que abrirá el camino al futuro y esperanza de un pueblo sumergido en la niebla  y que quiere proyectarse hacia adelante.

Van camino de su viaje, van a coger el tren a Pozoblanco . el coche correo es nuevo . Se sientan y esperan pacientemente que arranque, la ilusión se refleja en sus rostros , la idea de lo que vendrá les ilumina el ánimo, la confianza en el devenir estimula sus sentidos y sumada  a otros lanza  el  futuro hacia  la progresión de la vida , el pueblo seguirá adelante ,  la sucesión  de las cosas se realizará como una regenaración pausada pero permanente en el tiempo .

La estación de Pozoblanco está remozada como  una mujer con vestido nuevo. Sí, la evolución hacia el devenir es posible, la vida empuja hacia el desarrollo, la vida permanece en nosotros y la proyectamos  para ronovarlo todo.












 

  



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