sábado, 25 de enero de 2014

El mensaje.



En cada pueblo hay , al menos en los que yo conozco, el tonto oficial; es ese  pobre chico u hombre que se carga todas las bromas pesadas o no de sus convecinos, que sirve de distracción y válvula de escape al ingenioso buen o mal  humor de los demás, es , para decirlo de una vez, "la percha del cachondeo" , donde se cuelga todo lo que pretende ser chusco.

En esta ocasión  el tonto  se llama Pepe, llamado por el pueblo en general " Pepe el tonto".

"Pepe el tonto" es jóven, pero con cara de abuelo, ojos saltones y con un brillo especial , bajo y algo chepado, pero ágil y muy andarín. Está todo el día en la calle.

Habrá quien diga que para un tonto ya es bastante descripción , y aún demasiada .  Con decir que el tal Pepe es tonto parece suficiente.  Sin embargo se equivocan  y hay que añadir para hacerle  justicia a Pepe,  por muy tonto que sea también tiene derecho  a que digamos que tiene un alma cándida y  posee algo que le diferencia de los tontos de los pueblos cercanos  y es que no le molesta nada ser el tonto oficial ; al contrario , disfruta con ser el  foco de atención de todos en el pueblo.

Por otra parte las costumbres de Pepe son las comunes  a otras muchas personas tildadas con este título:  paseante incansable, fumador de lo que le dan, bebedor cuando le invitan, inventor de palabras cuyo significado solo él sabe,  siempre pronto para hacer algún recado; aunque por esta última condición suya  son la mayoría de sus lamentos, pues, según afirma  muy serio, no sabe distinguir el recado  de lo que él llama  "viaje hasta el infinito". Esta denominación sacada dios sabe de dónde.

Voy a explicar con un ejemplo reciente lo que quiere expresar con "viaje hasta el infinito".

Cierto día  al pescadero  le sobró una caja de sardinas , y  por ser verano  echaba una peste que tumbaba al más pintado. El pescadero estaba por esta causa  de un humor de perros. ¡Vamos que echaba humo!

Acertó a pasar por allí nuestro amigo Pepe.

- Eh Pepe," ven pa cá".

Y Pepe como es natural cayendo en el lazo.

- "¿Qué quié osté señó Ange?"

-"Toma , lleva esta caja an cá el praticante".

Pepe toma la caja  y se va silbando una canción de su propia cosecha .

Llama a la puerta del señor practicante .

-"Hola Pepe". Es la criada quien ha abierto.

-"De parte del señó Angé, que tome esto".

La criada nota la peste que emana de la caja.

-"¿Estás seguro questo es pá quí. A onde ta dicho que la lleves?"

- "An cá el praticante".

-¡Claro hombre!, pero no a mi amo, sino a D. Rodolfo el de la calle Nueva.

Pepe vuelve a cargar con la caja. La calle Nueva está en el otro extremo del pueblo.

Renuncio a seguir pormenorizando el "viaje hasta el infinito", solo diré que de casa de D. Rodolfo, fue enviado a la casa del médico, del médico al veterinario, del veterinario a un curandero, con excusas y raciocinios que se desprenden facilmente. El curandero le envió a casa de un capador de cerdos  que vivía a varios kilómetros del pueblo, Pero Pepe no fue porque según cuenta le olió a "somarguina".

No se molesten en buscar esa palabreja  en el diccionario de la Real  Academia de la Lengua porque  es una de las inventadas por Pepe.

 "Oler a somarguina", como creo que habrán intuido  significa oler a quemado, chamuscado, chamusquina y de ahí supongo "somarguina". En definitiva que se olió que era una broma  para que cargara con la caja de pescado mal oliente por todo el pueblo ; que había  hecho un "viaje hasta el infinito".

Con todo ésto se habrán  formado una semblanza bastante exacta de como es Pepe.

Sin embargo una noche Pepe, ya harto,  razonó, supongo que no con estas mismas palabras lo siguiente:  yo soy el tonto, de acuerdo,  pero aunque sea así , también puedo reírme de todos  ellos. Y se inventó una manera de hacerlo.

Una madrugada sonaron a fuego las campanas de la Iglesia , todo el pueblo se levantó  apresuradamente  y , a medio vestir, se lanzó a la calle. Pero no vieron por ninguna parte  el humo delator.

Fueron todos a la plaza de la Iglesia y vieron  a  "Pepe el tonto" asomado a la barandilla del campanario  que daba muestras visibles de contento, sintiéndose el tonto más grande de todos los tontos , y que gritaba  a pleno pulmón una y otra vez : "¡El pueblo arde, el mundo arde, el pueblo arde, el mundo arde!"

La gente no supo como  reaccionar al principio, algo molesta por el susto y el madrugón, pero luego comenzaron a reírse de él, sin saber que decía  una gran  verdad  y  que en esta ocasión los tontos eran ellos.

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