Querida esposa.
Sabes que hoy cumplo 66 años y al echar la mirada atrás me acuerdo de todos los años que llevamos juntos . ¿Cúantos son? Perdona, ya sabes que soy muy despistado. Sí, es verdad, 36 años casados y 3 años de novios, son 39 años.
Siempre te he dicho que esto de S.Valentín es algo comercial y que S. Valentín es el día a día, pero, no sé por qué, he decidido escribirte esta carta.
¿Recuerdas cuándo nos conocimos? Era un sábado del mes de mayo al mediodía, en el Café Quijano, al principio de la calle Ciruela . Yo vi una chica alegre, con cara graciosa, con una sonrisa bonita y una risa desinhibida que dejaba ver unas inmensas ganas de vivir. Estabas con tus amigas, yo estaba al lado tuyo con mis amigos también. Esas ganas de vivir que vi en ti me deslumbraron como una luz potente y quedé prendido en el fulgor de tu mirada.
Recuerdo el anhelo con el que ansiaba volver a verte, no pasaba el tiempo y cuando te vi de nuevo, ¡cómo me palpitaba el corazón! El problema ahora era cómo te hablaba, pero tenía claro que quería conocerte y te dije algo, no recuerdo qué, pero tú me contestaste. Era como ir montado en una noria y sentía el vacio en el estómago. Después el vértigo del amor incipiente, la ilusión por una palabra, por un susurro, la pasión por una caricia. Era un torbellino que lo envolvía todo.
Decidimos que nuestra voluntad y nuestro esfuerzo fuera uno, que los afluentes que habían sido nuestras vidas se unieran en un río grande de esperanzas y energía común.
Cómo ese torbellino se fue calmando y se volvió poco a poco un remanso. Cómo solo con una mirada sé lo que sientes como si yo me viera en un espejo. Cómo al acariciarte la cara me emociono y se me llenan los ojos de lágrimas y de agradecimiento por todo lo pasado juntos, lo que hemos amado y lo que hemos vivido . Cómo al cogerte la mano siento que eres mi compañera.
Quiero decirte gracias, mil gracias por ser como eres, por tu empuje vital, por verlo todo posible , por quitarle importancia a los momentos negativos y vivir solo los que merecen ser vividos, por mirar siempre adelante como si tuvieras veinte años.
Por ti me siento feliz. Por ti quiero seguir viviendo.
(Primer premio del concurso de S. Valentín en CEPA "Antonio Gala".)
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