domingo, 15 de mayo de 2016

MICRORRELATO: !Es mi hija!



Me llamaba todos los días, casi a la misma hora , cuando oía su voz rejuvenecía
 mi espíritu. Su risa desenfadada y la alegría que transmitía era un bálsamo para mí.
Un día no oí su risa y me entristecí. Las llamadas dejaron de ser a diario, extrañaba
su alegría y mi cuerpo anciano no lo aguantó , mi salud se resintió.
Una mañana tocaron a la puerta y cuando abrí:
-¡Perdona , padre!
-¡Qué alegría hija!
Se fue una y llegaban dos.
El abrazo casi aplasta al bebe que llevaba en brazos.

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