miércoles, 27 de octubre de 2021

Los gajos de una naranja.

 He vivido en Cataluña desde el año 1949 hasta el 1960. He pasado toda la niñez en la provincia de Tarragona, en las comarcas del Bajo Penedés, Tierra Alta, la parte oriental de la Ribera del Ebro y la limítrofe del Bajo Campo.

Me he criado como uno más, he aprendido, al mismo tiempo, el catalán y el español. El español en mi casa y el catalán en la calle, no he discriminado nunca  ninguno, los dos me han servido para comunicarme.

No entiendo que un idioma signifique el destierro del otro, los dos son útiles, los dos son respetables y compatibles. Mis recuerdos infantiles son en catalán y mi adolescencia que comenzó en catalán terminó en español.

Aquí estoy después de muchos años recordando mi yo catalán que no lucha con mi yo español. 

Soy emigrante por dos veces y amo a las cuatro regiones por igual. Nacido andaluz, en el Valle de los Pedroches, emigrado, antes de cumplir un  año, a Cataluña y vuelto a emigrar a Castilla La Mancha y ahora, ya jubilado, viviendo tres meses de verano en la Región de Valencia. Les prometo que no me pasa nada por esto, es emocionante conocer gentes y paisaje distintos, se crece como persona y te haces fuerte al comprender el esfuerzo que hay que hacer para integrarse en un grupo, y sobreponerse al  abandonarlo y volver a empezar. Me duele en el corazón la deriva divergente que están llevando algunas Autonomías desde hace años, el desgajamiento que está ocurriendo en mi país.

Alguien podrá ver una tontería en esto, a lo que contesto que a cada cual le duele lo que le dá la gana, no me va a doler lo que quieran otros que me duela, ¡hasta ahí podríamos llegar!  Aunque se está tratando de imponer esta situación a base de violencia personal y presión social. 

Se quieren separar las regiones de España como si fueran gajos de una naranja, yo me siento incómodo viendo esta situación, porque es como si quisieran separar mis sentimientos por distintas regiones de España, que tengo interiorizadas en mi personalidad, íntimamente unidas en mi pensamiento y en mi recuerdo.

 Para mí, más que un tema político, es algo personal, como si me robaran algo que me pertenece.


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