Me doy cuenta que el
tiempo pasa
y la luz se va
nublando en mis ojos
mostrándome tu
rostro más añoso
y más arrugado que
una pasa.
Me doy cuenta que es
mi percepción
porque sé que tu
rostro hermoso
no ha cambiado tan
de sopetón,
sin duda, son mis
ojos borrosos.
Me doy cuenta que tu
limpia mirada
ha dejado de
parecerme tan brillante,
debo confesarte la
verdad humillante:
cuando te miro, ya
no veo casi nada.
Me doy cuenta y es
irritante, te lo digo,
que cuánto me dices
cuando me hablas
como en una tinaja
estoy y no te oigo,
tengo en el oído un
tapón o una tabla.
Me doy cuenta que tu
voz cristalina
la oigo lejana,
metida en una caracola,
pero no pases pena
tu voz me anima
y me pone alegre, ya
ves, me mola.
Me doy cuenta que no
me saben igual
los besos que tú,
mi amada, me das,
pero sé que no es
porque beses mal,
si no porque he
perdido sensibilidad.
Me doy cuenta,
cuando estás a mi lado,
tu fresco perfume lo
noto de otra manera,
menos intenso,lleno
de aire, más alejado,
¿puede ser culpa de
mi nariz moquera?
Me doy cuenta que
cuando toco tu piel
mis manos por
momentos me tiemblan,
no es por emoción,ni
estoy como un flan,
son los achaques que
mi cuerpo destempla.
Me doy cuenta que me
falla la proporción,
tenías y tienes un
bonito culito de fresa,
pero tengo que
confesarte con desazón
que ahora me parece como una mesa.
Esta pesadilla de mi
edad es insufrible,
todo ha cambiado a
mal en un santiamén,
el tiempo pasa y es
una cosa tan terrible
que el final del
partido me hace temer.
No sé si podré, esta
vez, comprar al árbitro,
intentarlo por todos
los medios debo hacer
porque este partido
lo dan en abierto
y aunque
descafeinado no me lo quiero perder.