miércoles, 30 de septiembre de 2015

"El Torero".




                                 “ EL TORERO”.      

    San Benito es una aldea que pertenece a Almodóvar del Campo, es la pedanía más
importante, está situada en la parte suroeste de  Ciudad Real , en el Valle de Alcudia,
hermanada  con el Valle de los Pedroches de Córdoba y cercana  a Alamillo de
Ciudad Real. Está cerca del río Guadalmez,  afluente  de la margen derecha del río
Zújar,  gran parte de su recorrido hace de frontera entre las provincias de Ciudad Real y
Córdoba.  El río Zújar a su vez es afluente de la margen izquierda del río Guadiana.
   En los años sesenta ,  que es cuando ocurre este suceso contaba con unos 300
habitantes.  
   Es un pueblo pequeño , humano y unido como el que más, pequeño y bonito como
una gota de agua.                        
   Sus casas blancas con flores en las ventanas y balcones resaltan a la luz de sol,
 parecen más blancas y puras, se calientan sus paredes encaladas al sol como los
viejos en la plaza. En la luminosidad del cielo los colores  viven  en su
total plenitud  y ensancha los  pechos de los habitantes de la aldea que los hace
respirar fuerte y anhelantemente. El verano es impulso, ímpetu; el invierno
quietud  y  pensamiento.
    Es el principio del  verano y se vive con el cielo azul, con los árboles verdes, las
flores al aire,  los  pájaros trinando por la mañana , los  insectos zumbando y cuando
 más  aprieta el sol  las gargantas, las chicharras cantando . Son los colores y sonidos
del verano.
   El camino es suficientemente ancho para que pase un coche , la tierra casi
rojiza.  A lo lejos se ve un azuloso montículo firme y seguro de sí mismo,  a la
derecha  la cebada comienza a amarillear y su espiga  granada atrae a los gorriones ante
la desesperación de los campesinos que procuran librarse de ellos poniendo 
espantapájaros,  desde el camino se ve uno , ondea al viento su descolorida
chaqueta  rota y desgastada .
   El campo de cebada  se pierde de vista  a lo lejos , cuando viene un soplo de aire las espigas se
 inclinan  reverentes  hacia el mismo lado, se diría que es un movimiento de ballet.
    Siguiendo  el camino se llega al cortijo “Los Faroles”, hay una edificación más
grande y señorial  que las demás, diseminadas aquí y allá , es  la casa del dueño ,
Luciano "el Zaranda", está inmaculadamente blanca y limpia, en sus rejas hay macetas
con geranios  y claveles que le  dan alegría.  Las otras casas más pequeñas, son las del
mayoral  y  el  granero  que están algo  más descuidadas. Más abajo se hallan los
corrales . El  cortijo está delimitado  por cercas donde pastan los toros , no son reses
bravas , son para carne, sin embargo en alguna ocasión alguno saca su geniecillo.
   Luciano mantiene un principio y es que el amo tiene que estar encima de todo , sea
cual sea el negocio en el que  esté metido . Por eso se le ve recorrer la finca
montado en su caballo y acompañado por su hijo mayor cuando está de
vacaciones.
    En una cerca hay toros , algunos husmean  el aire con su cara seria , los demás
andan de un sitio para otro  mirando al campo , con ganas de corretear fuera de
la cerca, de adentrarse como conquistadores en otros parajes.  
   Luciano  se respinga y mira su alrededor , habla con su hijo y le enseña algo,
después  emprenden el regreso al cortijo.

   Por el camino se encuentran a tres trabajadores, es la hora de comer. Les saludan

y el dueño y su hijo acomodan el paso de sus caballos al de sus trabajadores.
-"¿Habéis ido por donde están las ovejas?".
-"Sí, yo estao esta mañana poraí". Afirma "Torero".
-"¿Qué tal sigue la mala?".
-"Está mejó, lo que le dio el veterinario la sentao bien".
   Siguen juntos hasta cerca de la casa,  allí se separan.

   La tarde trae después de comer pesadez ,  el sol cae a plomo , en un golpe largo y

apretado,  permanente , un abrazo sofocante y sudoroso, obstinadamente cercano.
No corre nada de aire que, con su soplo aunque fuera cálido, alivie el calor
agobiante , presagio de tormenta. El sol lo empapa todo,  todo dormita de
cansancio , con una modorra peculiar,  como si se hubieran vaciado de aire los
pulmones. La poca ropa que se lleva  estorba , se pega al cuerpo sudado como una
segunda  piel que tuviera miedo de perderse. Los insectos vuelan sin cesar y las
moscas se hacen insoportables. 
-"¡Sascapao un toro, sascapao un toro!".
    Este grito parte la tarde  como un viento helado que se ciñe a la cintura y te
corta el resuello. En un momento se ponen en movimiento todos en el cortijo. Es un
vértigo.  Luciano  "el Zaranda" monta en su caballo, le siguen caballeros también
dos  hombres más.
   El toro mira hacia un lado y otro, sorprendido , tal vez, del escándalo que ha roto
la tarde tan quieta y dormida, sin  saber que la causa ha sido él  al salirse de la
cerca  y meterse a explorador travieso. Se inquieta y echa a correr, sin embargo es
 parado en su carrera por el trapo que maniobra  el "Torero", surgido de
improviso.
   El  "Torero" es un mozuelo  bien  plantado , hijo de uno de los obreros de la
finca, que desde siempre le tiran los toros , hace poco que dejó de dar tumbos de
un  lado a otro con su hatillo al hombro yendo de ganadería en ganadería brava a
los tentaderos . Es famoso porque en la feria de Ciudad Real se tiró de espontáneo ,
según dice,  le costó  una noche en el calabozo pero mereció la pena.  Al no tener
fortuna  se desanimó y se volvió de sus andanzas toreras.
Los jinetes se paran rodeando la escena y atentos por si tienen que intervenir.
El "Torero" no ha tenido otra intención que parar al toro en su carrera  para 
 evitar que  fuera a lugares donde pudiera ocasionar algún peligro.
El toro tiene genio y embiste para salir , pero el mozo lo para y lo domina.
Los jinetes y la gente del cortijo que ha acudido  se embelesa y lo jalean. "Hala
Torero con él".
   El mozo al conjuro de estos ánimos siente renacer en toda su sustancia el  
venenillo   de la afición y su primitivo propósito se transforma.
   Lo cita y el toro embiste, lo va aproximando al cercado y cuando está casi allí ,
abre la puerta , vuelve a citarle y al final de la embestida el toro queda dentro de la
cerca, cierra la puerta y en su cara se dibuja una alegre sonrisa de triunfo.
   La concurrencia aplaude con calor, los que estaban subidos a las encinas , caen
como fruta madura , se abalanzan  al mozo  y lo llevan a hombros hasta la casa.
-"Mu bien"
-"Está jecho un tio,  si señó".
-"Asin se torea"
Estos son los comentarios . Es un héroe , es  el  acontecimiento del día . Lo que fue
una  preocupación  y un peligro se convirtió, al influjo de unas almas, en diversión ;
 los  pechos latieron a un mismo ritmo y  la tarde se despertó de su lánguido sueño.

Primer premio del Certamen  de Cuentos de mayores de la Excma. Diputación Provincial de Ciudad Real.

Entregan el premio el Presidente de la Excma. Diputación Provincial de Ciudad Real D. José Manuel  Caballero y

 la Vicepresidenta D. Jacinta Monroy .