miércoles, 17 de septiembre de 2014
Solo y perdido.
...La sospecha de su soledad radical parece rebajar el pulso del mundo . Se apagan las reverberaciones que refulgían en sus flancos ; nada suena ni resuena; las gargantas son mudas, los oídos sordos y el aire intermedio, como paralítico, es incapaz de vibrar.
(Ortega y Gasset. El Espectador)
I.
Caminaba, caminaba sin rumbo, era la manifestación exterior de que estaba preocupado. Todos tenemos una válvula de escape. Iba con mi cazadora de cuero , con el cuello alzado y las manos metidas en los bolsillos , a cada espiración parecía salir un polvillo ceniciento como si estuviera sucio, la niebla difuminaba las luces de las escasas farolas. Hacía frío , un frío mudo que se metía en los poros, traicionero como la vida misma.
La calle estaba enfangada , un fango pegajoso que hacía pesados los pasos, era de noche, tenía un brillo frío como metálico. La luz amarillenta de una farola se reflejaba en un charco de sucia agua,caída del cielo limpia pero que al contacto con la tierra se había ensuciado.
Una botella de hojalata colgada en la pared y el bullicio indicaban que me encontraba frente a una tasca , abrí la puerta y una bofetada de humo y malos olores me dio en pleno rostro , pero , como todo con el tiempo se acostumbra uno . Mi compañero de habitación decía que el secreto de esta vida era acostumbrarse a todo, pero yo no estaba muy de acuerdo con un planteamiento tan conformista.
Mi vida en esta fase era muy inestable , no sabía qué hacer, mi seguridad y planteamientos iniciales se habían tambaleado y estaba naufragando en la vorágine del día a día. Tenía que plantearme cómo seguir adelante.
Fuera una lluvia caía monotonamente haciendo lagunas en la empedrada calle, el sonido que producía al caer era agradable , era como el gotear del mundo por la herida que todos abrimos en él.
Tenía que decidir si continuar con lo marcado o salirme del guión.
Salí de la taberna , un vagabundo iba ensimismado y taciturno , andaba pesadamente, detrás de él no iba nadie, sólo la incomprensión , la fatiga y tal vez el fracaso.
II.
Recordaba imágenes de mi infancia , tenía un perro que se llamaba Leal , compañero de juegos y confidencias, sentía en mis manos el lamido de su lengua , lo atropelló un coche, fue el primer dolor que recordaba. Después la tierra lo acogió con mudo silencio y su noble semblante desapareció en el tiempo y en el espacio, pero se fijó en mi mente. ¿Dónde estás Leal , mi amigo? ¡ Envuelto en terregoso vestido!
No me responde nadie, el espacio lo impide, la incomprensión sella la boca y permanecemos mudos y callados. Pero una voz interior decía que no , que no podía ser, que tal vez sí hablamos pero que no se escucha.
Sentía los latidos de mi corazón transportados a mis sienes , retumbaban en el silencio y martilleaban en el vacío, con machacón y rítmico golpeteo, ansiando libertad , volar a no sé dónde , evadiéndome de mi peso. Todo vendrá a su tiempo , caerá desde el infinito a través de la bruma de la noche y bañará la frente en millares de finas gotas.
Estás solo en medio del gentío y la flor de la ilusión se marchita entre tanta masificación y el tiempo huracanado se encarga de destruirla., las plantas verdes son pisoteadas nada más nacer . Pero las ilusiones existen y viven, los proyectos impulsan hacia delante, son el motor de nuestras vidas, nacen y mueren con nuestro cuerpo.
El canario que pendía con su jaula de la pared se puso a cantar, sus trinos invadían la habitación, estaba prisionero pero cantaba, sus vibraciones languidecían para volver a surgir como suspiro resucitado , como espíritu que con su melodía quisiera sosegarnos.
¿Por qué la luz no brilla? ¿Por qué no me ciega?
Aletearan las palomas de las ideas en el firmamento para diseminarlas por el mundo cercano y esperaré a que se deshagan en finos pedazos a través de los truenos que las descarguen en el cabello plateado de la experiencia, hasta que llegue el final que es el principio.
Cerré los ojos con pesadez y desapareció todo mi alrededor , todo el mundo exterior, pero continúo en el interior el que no necesita luz para ser visto.
Una gotera caía en la habitación, traspasando cual blando cuchillo el techo, cada gota incrementaba el pequeño charco que se estaba formando, una gota era poco , pero una y otra iban formándolo despacio, sin prisa.
La tarde era gris, no hacia falta mirar al cielo para saberlo, se notaba en el rostro de las personas que pasaban , en los árboles de ramas esqueléticas que el viento apenas podía mover.
Las campanas comenzaron a tocar no sé que hora , su amplitud se extendía por el espacio como pétalos olorosos lanzados desde el apagado cielo, marcaban el paso del tiempo mascullando oraciones por los que se van y consejos para los que vienen, sus metálicos ecos chasqueaban su lengua en el paladar seco y frío de su boca.
III.
Entré en un lugar habitual y me distraje pasando la mirada por la sala, era bastante amplia . La barra estaba enfrente de la puerta de entrada, las mesas se apelotonaban a la izquierda, y a la derecha había un pequeño espacio desalojado donde bailaban las parejas y tocaba la orquesta.
El tiempo seguía pasando igual que las personas que iban y venían sin mirar a su alrededor y sin importarle nada más que su propia existencia, solamente la lágrima de la desidia se desprendía de sus vidas, el corazón bombeando la sangre, la savia escarlata que dá movimiento a los impulsos, ríos que mitigan la sed y el hambre de nuestra carne, borbotones de espuma que alimentan la existencia.
Qué somos? Una gota en el océano , una estrella en el firmamento , minúscula . pequeñísima en el conjunto , pero para cada uno un mundo , un todo grandísimo que se escapa de la piel que cambia continuamente en la aparente inmutabilidad de un segundo.
No tenía nada que hacer en ningún sitio , estaba solo en medio de todos, pobre y solo. Mis brazos colgaban junto a mi cuerpo y mis manos estaban abiertas y vacías.
Las paredes se tambaleaban de risa y amenazaban echarse sobre mi con el estruendo sarcástico de sus carcajadas, los desconchones movían sus panzas arriba y abajo .
Un febril sopor se apoderó de mi, fue venciéndome poco a poco en muda lucha cruda y seca, salpicada de colores verdes, azules... colores vivos que palpitaban , que se acercaban y luego huían para volver disfrazados con otros ropajes, con nuevos movimientos convulsos de todo su cuerpo.
El sueño ligero que me invadió estuvo cuajado de imágenes, rostros desconocidos que me miraban al fondo de los ojos, yo tenía que apartar la mirada porque sus ojos quemaban los míos. De pronto todo se cubrió de humo , de un humo rojo de un olor a azufre que poco a poco fue cediendo ; los rostros fueron desapareciendo al tiempo que el rojo se iba tornando en azul, y el olor ya no era a azufre sino a incienso . Los rostros volvieron a aparecer , mas no eran los mismos no se podía decir si eran de hombre o de mujer, de estos seres se adelantó uno que me miró y me mostró un camino que brillaba a lo lejos , era recto y estaba tapizado de verde césped, a un lado y al otro de flores blancas que rezumaban frescura perlado de rocío trasparente que emanaba pureza . Eché a andar en esa dirección , quise volver la cabeza para mirar por ultima vez aquellos seres pero mi cuello no pudo girar y seguí mirando al frente. Caminé mucho tiempo , no llegaba el final pero ...yo seguía y seguía.
IV.
A mi alrededor había muchas personas , miré y los ojos se me secaban de mirar, miro aquí y allí y al final lo veo todo y nada, cuerpos encorvados de sufrir , de llevar a sus espaldas el dolor propio y de sus semejantes, y otros cuerpos erguidos de orgullo que danzan irreflexivos de un lugar a otro.
En el mundo hay una ley , la ley del equilibrio, lo que uno no sufre se carga en las espaldas de otro mortificando su cuerpo y espíritu hasta convertirlo en endeble latón , pero como éste flexible y resistente que regenera la vida y estabilidad del ser. Sin este mecanismo de regeneración el equilibrio se rompería y las cabezas emergerían heréticas y orgullosas del fondo de la nada con sus brazos armados embistiendo contra todos.
Miré al exterior a través de los cristales , los coches pasaban rápidos por la calzada, los peatones hacían lo mismo por la acera con prisa. ¿Para qué tanta prisa?
El conocimiento de las personas y su comprensión del momento de la vida no es el mismo y sus reacciones son distintas, unas optan por el movimiento y pensamiento libre y otras son prisioneras de la opinión general y del que dirán, estas llevan un castigo intrínseco que es perder su libertad de obrar y se sumergen en una confusión continua e inevitable , porque la opinión general es variable y a veces mal intencionada y muchas otras interesada. Entonces van como barquichuelos donde sopla el viento , hojas secas que son llevadas de un lado a otro con el seguimiento del pensamiento único, de las modas , sin personalidad propia , imitadores de gestos, de estilos, de opiniones , masa que es engañada y utilizada por los fabricantes de opiniones y conductores de caminos interesados .
La existencia! Muchas veces noto en mi pecho una angustia tan grande que pienso que no sé vivir , ir contra corriente necesita demasiado músculo. Es más cómodo lo otro, de eso se valen los embaucadores.
En la calle unos pájaros saltaban aquí y allá , picando en el suelo , cuando alguien se acercaba demasiado alzaban el vuelo para después volver.
Recordé los hombres del campo con sus rostros sencillos en cuerpos cansados del trabajo diario , labriegos sinceros y sin doblez como la tierra que les ha visto crecer y que cultivan con agradecimiento y ardor , cada gota de sudor, que después de sazonar su frente cae en un deseo de sus corazones nobles, su dilatada mirada abarca, sin tropezar , gran cantidad de tierra , hasta que esta se junta con el cielo en un interminable abrazo. Su mirada es clara y luminosa .
Amo el silencio de la tierra , del campo, donde no hay nada ruin , la sonrisa no se altera y la luz no parpadea.
V.
El vocerío cubría toda la estancia, desde el suelo hasta el techo, todo su volumen estaba ocupado por voces y ruidos.
Mis codos estaban apoyados en la mesa y la cabeza sustentada por mis manos ,tenía el cuerpo inclinado hacia delante. Me dolía la cabeza , era un dolor insistente en el tiempo y en la intensidad .
Estaba en un local cerrado , pero hacia aire , lo sentía en mi cara , revolvía mi cabello , levantaba los vasos haciendo que danzasen de un lado a otro como mariposas desorientadas , iban y venían en un laberinto de cintas entrelazadas en un apretón de horno frío , sin embargo no chocaban , estaban dirigidas por motores silenciosos y sus inexistentes hélices planeaban exactamente en el espacio libre.
De golpe el aire cambió y todos los vasos dieron una vuelta completa al salón chocando dos a dos , pero sin romperse, con un sonido lento y pausado, con vibraciones incoherentes , otro cambio de aire y las vibraciones fueron de una sinfonía extraña, nuevo cambio de aire y ya no hubo sinfonía sino un estruendo de vidrios rotos , pero no cayeron al suelo , se evaporaron y dejaron de estar.
La vida es mi meta, la vida en sí misma , hacerla mía y gobernarla .
"Yo quisiera en mi mismo confundirte,
confundirte en mi mismo y entrañarte;
yo quisiera en perfume convertirte.
convertirte en perfume y aspirarte".
(Salvador Díaz Mirón)
Aspirada e interiorizada para que nadie me apartase de mi camino, hacer que formara parte de mi, inseparable aliento de esperanza y guía.
¿Tiene razón Rousseau? El hombre- decía- nace bueno por naturaleza y lo corrompe la sociedad , las demás personas con los que convive . Por eso separa a Emilio de la sociedad y lo pone en contacto con la naturaleza .
Nosotros somos los que pudrimos al mundo? Este se concibió de otra manera? Nosotros con nuestros odios y forma de proceder lo desfiguramos hasta que parezca otro?
El niño tiende indefectiblemente a imitar todo lo que ve en los mayores, tanto lo bueno como lo malo. Los malos ejemplos que damos a las nuevas generaciones se deberían evitar porque son serpientes morales que muerden el alma sensible de los niños y envenenan poco a poco todo le que debería ser transparencia y ensucian su aprendizaje , su propia evolución hacia la experiencia y libre elección .
VI.
El día se deslizó tranquilo entre las espesuras enmarañadas, entre los matorrales entrelazados del infinito.
La mantilla negra de la noche se había posado sobre los hombros de la tierra , en mudo luto por las inmundicias que se cometen. El día se vengaba alumbrándolo todo.
La lucha interior como la guerra civil , es cruda y dura, no sale sangre de las heridas, no se ven vendas, pero existe la pelea, las heridas y los contendientes. El corazón contra la razón , lucha la carne, las pasiones, la ira, la envidia contra lo que tenemos grabado y bulle en nuestro interior. Produce toda suerte de heridas: desazón, amargura, tristeza, complejos, pérdida de la confianza en uno mismo. Desazón, amargura y tristeza por la inquietud a lo desconocido , por la incertidumbre en el desenlace.
La persona es ser y todo lo que está fuera se ese ser no es él mismo. Dentro y fuera. Dentro soy yo si bien me proyecto al exterior por mis actos.
Complejos por el desequilibrio de la vida afectiva , falta de orientación como consecuencia de un desorden de ideas , de sentimientos, de sensibilidad ocasionadas por esta lucha que desemboca en una duda sobre nuestra propia valía.
Las azucenas con sus flores blancas exhalan olor a púrpura hirviente con incrustaciones de esperanza que sube por encima de nuestras cabezas. La blanca flor va aumentando de dimensión a sus ojos, los brazos se alzan para cogerla , pero, las manos no llegan , y el vino se derrama en holocausto , el fuego alcanza los corazones y estos se retiran llenos. El tiempo volverá.
Sollozos interminables lanza el atardecer con un luminoso carro lleno de pesares , los caballos negros con sus largas crines que el viento mueve llevan suspiros llenos de lágrimas de ausencias.
Los árboles contemplan el cielo que se está cerrando y alzan sus brazos desnudos en demanda de una súplica, sus troncos encallecidos y rugosos como las manos de los segadores después de la época en que el sol hecho cereal esparce su amarilla luz entre el verde de la hierba, proyectan el deseo de un tiempo mejor.
Caminante, cansado estoy de caminar, pero el camino sigue . ¿Qué hacer?
El río llora con lagrimas de cristal y empapa las mejillas de la tierra , mis pies se mojan de frescura y curan el cansancio de tanto caminar y las huellas de mis pisadas me empujan a seguir.
VII.
Canciones apagadas brotan de algo cercano a nosotros , que tal vez seamos nosotros mismos, son del cancionero de la existencia , notas envueltas en somnolientos vapores de aurora tibia, canciones que al nacer escuchamos, que al acostumbrase nuestro oído dejamos de percibir,
que se pierden en la bruma del pasado y que en ocasiones manan de algún sitio oculto en forma de palabras del subconsciente o de sensaciones.
Voz sin final en apagado techo, lágrimas en callada tormenta , cascada que aprieta el pecho , ronquido lento. Qué tengo? Sólo sé que tengo una voz en torbellino , algo confuso que me llama oculto en el firmamento.
El silencio vuelve y me envuelve dando vueltas a mis pensamientos , siento como si tuviera un manantial que llena el vaso que sacia mi sed.
La Tierra continua girando su mole sobre su eje originando los días , el reloj de la pared contabiliza sus pulsaciones y su latir repite los mismos sonidos recordándonos que avanzamos hacia el comienzo y que su sonido es más alegre cuando nuestros pasos son más limpios.
Una gota de esperanza, una gota de vida. La sed de vivir.
Quién tenga oídos para oír ,que oiga.
(S. Mateo. XIII-9 )
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